En 2015 se adoptó el nuevo sistema de fijación de precios de la bombona de butano. Desde entonces, su importe ha sufrido variaciones muy notables, pero los precios seguían un ciclo anual, tendían a subir en invierno y bajar durante el verano. Ha habido oscilaciones, pero nada comparable a lo que esta ocurriendo en el año 2021.
En esta tormenta de precios de la energía, es ahora la bombona de butano la que se ha sumado con la tasación más elevada en seis años a los récords de la electricidad y los notables encarecimientos del gas natural y de los combustibles de automoción, ha disparado la presión económica sobre unos hogares zarandeados por una crisis pandémica con la que se han desbocado fenómenos como la pobreza energética hasta límites inimaginables.
Esto supone un aumento medio de la factura energética anual, según hemos valorado FACU de hasta 805 euros anuales: 511 por la gasolina en automoción (295 en caso del diésel), 120 por el gas, 174 por la electricidad.
Ahora en este año el butano, con seis subidas consecutivas, y precisamente en los momentos de subida de las otras energías ha subido el precio de la bombona un 33 % .
A partir de ayer, 21 de septiembre, la bombona de butano sube su precio hasta los 16,1275 euros, lo que representa el precio más alto desde el máximo histórico que se alcanzó entre primavera de 2013 e inicios de 2015, momento en el que se decidió tomar medidas, cuando quedó fijado en 17,5 euros.
Esto tiene un impacto especial en familiar de bajo poder adquisitivo, las más vulnerables y las de las zonas rurales, despobladas y empobrecidas en las que sigue sin llegar el gas natural y que se emplea tanto para cocinar como forma de energía.
Desde FACU, denunciamos y demandamos medidas contundentes ante este problema que afecta a más de 18.000.000 millones de personas (más del 40 % de la población española).
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