El pasado viernes, 7 de agosto de 2020, comenzó el día con un encuentro a las siete menos cuarto de la mañana en la puerta de nuestra sede social. Una furgoneta y un coche están dispuestos para subir al mercado de abastos. El amigo Agustín, Samuel el conductor de un pequeño pero gran camión, y 5 voluntarios (Gregorio, Luismi, Wilmar, Benjamín y Victor) están preparados para la recogida de frutas y verduras. 7,20 se entra en Mercazaragoza y se busca su cafetería para tomar un café y un croissant de forma tranquila y relajada. Así, a las 7,50 horas todos están todos listos y dispuestos con sus reflectantes chalecos amarillos a dedicar una jornada de 2 horas para llenar el pequeño pero gran camión de la felicidad. Lo llenan con 1.000 kilos de alimentos y regresan hasta, otra vez, la sede social de la calle Leopoldo Romeo.

Todos salen contentos y satisfechos porque la madrugada ha merecido la pena y se preguntan ¿Sería posible un mundo dónde sólo existiera una verdad? Desde la lejanía uno contesta sin dudar, seguro que sería más fácil.

CIVITAS / FACU

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