La sociedad se encuentra inmersa en el reto de impulsar iniciativas destinadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para lograr la mayor descarbonización posible, especialmente en el sector del transporte y, en concreto, el transporte de gran tonelaje y a largas distancias, difícilmente electrificable.
En esta lucha contra el cambio climático los biocombustibles pueden convertirse en uno de los mejores aliados, no solo porque generan menos emisiones de gases de efecto invernadero, sino también porque contribuyen a impulsar la innovación y permiten el aprovechamiento de infraestructuras existentes, incluida la flota de vehículos. Además, constituyen una alternativa eficiente en términos de coste/precio con un impacto social positivo, ya que permite el desarrollo económico en zonas rurales y ofrece soluciones para los residuos que de otro modo no tendrían una alternativa de economía circular.
En este sentido, es importante analizar las emisiones de forma global teniendo en cuenta todo el ciclo de vida de los vectores energéticos. Es decir, desde las cantidades de CO2 generadas en los procesos previos de producción, hasta las emisiones registradas durante la combustión o utilización de vehículos.
¿Y qué podemos decir del transporte aéreo? Pues que hay empresas españolas como Exolum ( https://exolum.com/ ) que apuestan por la promoción, comercialización y distribución de combustible sostenible de aviación (SAF). De esta forma se puede hacer que volar sea más sostenible al reducir las emisiones perjudiciales. Los SAF se producen a partir de residuos o de materias de origen vegetal, por lo que, en su ciclo de vida completo, las emisiones derivadas de su uso son hasta un 80% inferiores que las del combustible convencional.
Apostemos por la sostenibilidad y por las empresas nacionales que están en la vanguardia.
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