En una sociedad tan individualista se  sufre una peligrosa plaga de soledad: la mitad de las casas las ocupa una sola persona y el 27 % de la gente muere sin compañía y nadie llega a reclamar su cuerpo. Algunos tardan meses en ser descubiertos y hay organizaciones que se dedican a buscar a los hijos de los ancianos fallecidos.

Aragón supera los 100.000 hogares de un solo residente, la mayoría ancianos.

Sentir una soledad extrema puede aumentar en un 14% las posibilidades de muerte prematura de una persona mayor.

Este trabajo muestra que el impacto de la soledad  en la muerte prematura es casi tan fuerte como el impacto de la situación socioeconómica desfavorecida, que vieron que aumenta las posibilidades de morir prematuramente en un 19%.

La soledad tiene dos veces el impacto sobre la muerte temprana que la obesidad.

Las consecuencias para la salud son dramáticas porque sentirse aislado de los demás puede interrumpir el sueño, elevar la presión arterial, incrementar la tasa de la hormona del estrés cortisol por la mañana, alterar la expresión génica en las células inmunes y aumentar la depresión y disminuir el bienestar .

Aunque algunas personas son felices estando solas, la mayoría de la gente se desarrolla a partir de situaciones sociales en las que se prestan apoyo mutuo y mantienen una relación fuerte. A su juicio, la mayoría de las personas disfrutan de la compañía frente a la soledad.

Esta investigación ha identificado tres dimensiones fundamentales para unas relaciones saludables: relaciones íntimas, que suponen tener a alguien en tu vida que te hace reafirmarte en quién eres; conectividad relacional, es decir, tener contacto cara a cara que es algo mutuamente gratificante, y conectividad colectiva, que produce sensación de que eres parte de un grupo o colectivo más allá de la existencia individual.

Una de las fallecidas recientemente, ha sido una vecina de las Fuentes. Por ello desde nuestra asociación es un tema en el que estamos valorando diferentes posibles actuaciones.

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